Uno de cada diez bebés presenta al nacer unas manchas rojizas o azuladas en la piel, que se denominan angiomas. Aunque su apariencia puede resultar inquietante, normalmente no revisten de gravedad y la mayoría desaparecen sin necesidad de ningún tratamiento. Vamos a conocerlos un poco mejor.
Los angiomas son alteraciones de los vasos sanguíneos que, en el caso de los bebés, pueden aparecer en el nacimiento o a los pocos días o semanas de vida. Tienen la apariencia de manchas de color que van aumentando de tamaño e incluso pueden volverse abultadas. Se localizan sobre todo en la cara, la nuca o el culito, aunque pueden salir en cualquier parte del cuerpo.
Hay de dos tipos. Los hemangiomas, poco frecuentes, son tumores benignos que se desarrollan en venas, arterias o capilares y pueden llegar a formar bultos considerables, aunque raramente se vuelven malignos. Por su parte, los angiomas planos son más corrientes y consisten en malformaciones vasculares que se extienden como una mancha aplanada, de ahí su nombre.
En este sentido, los angiomas suelen aparecer como pequeñas marcas, luego pueden desarrollarse y extenderse bastante rápido, y finalmente se quedan estancados o empiezan a remitir lentamente. Este proceso puede resultar alarmante, pero afortunadamente la mayoría de los angiomas desaparecen por sí solos a partir del primer año de vida del bebé y no dejan secuelas.
El origen de los angiomas es desconocido, se cree que se trata de una malformación originada durante el desarrollo del bebé. Suelen afectar más a las niñas que a los niños y son más habituales en los bebés prematuros. En cualquier caso, debes saber que los angiomas no son peligrosos, no acostumbran a provocar molestias como dolor o picor y en muy raras ocasiones degeneran en trastornos graves que puedan afectar al bebé.
Los angiomas se pueden tratar mediante medicación, láser o cirugía. Pero como normalmente son benignos y remiten por sí solos, habitualmente los médicos aconsejan no intervenir a menos que afecten a zonas sensibles como los ojos o los labios, surjan signos de que puedan volverse dañinos o no vayan desapareciendo con el tiempo. En cualquier caso, si detectas manchas o bultos en la piel de tu bebé, coméntaselo al pediatra o a un dermatólogo para que las examine, haga un diagnóstico y decida la mejor forma de actuar.
¿Tu bebé tiene angiomas o conoces algún caso?
Imagen: Diario de una mamá pediatra
3 Comments
¡Qué curioso! Muchas gracias por compartirlo.
Muchas gracias a vosotros por compartir todo vuestro saber con nosotros.
Lola
Gracias por compartir, en mi familia hay varios casos,todos benignos hasta el momento.